Título original: The First Omen
Titulo: La primera profecía
Año: 2024
Duración: 120 minutos
País: Estados Unidos
Dirección: Arkasha Stevenson
Guion: Tim Smith, Arkasha Stevenson, Keith Thomas. Personajes: David Seltzer
Música: Mark Korven
Fotografía: Aaron Morton
Reparto: Nell Tiger Free, Tawfeek Barhom, Sonia Braga, Raplh Imnenson, Bill Nigthy
Género: Terror. Thriller | Precuela. Thriller psicológico. Sobrenatural. Religión
Sinopsis: Cuando una joven estadounidense es enviada a Roma para iniciar una vida de servicio a la Iglesia, se topa con una oscuridad que pone en cuestión su propia fe y descubre una conspiración aterradora que espera provocar el nacimiento de la encarnación del mal. Precuela de 'La profecía' (1976).
CRITICA
El cine de terror no es ajeno a la secuelitis y la desconfianza se ha hecho más ciega conforme nos van llegando “delicatesen” como ‘El exorcista: creyente’ o ‘Halloween Ends’, por lo que la precuela que nadie había pedido de uno de los clásicos más queridos del horror moderno tiene todo en contra para ser recibida de forma hostil, lo que en casos muy contados nos hace hacernos la pregunta opuesta ¿y si formar parte de una saga concreta es un lastre para una película que es extraordinaria por sí misma?
En un caso muy parecido a la soberbia ‘El exorcista III’, ahora, ‘La primera profecía’ abre este melón con una simple fórmula, crear su propia historia a partir de ideas, claves y detalles que conectan con el clásico. Sin embargo, bastaría con cambiar ciertos puntos, nombres y referencias obvias del guion para que fuera una pieza autónoma, sin ir más lejos, la reciente ‘Immaculate’ comparte tantos detalles de trama que podría ser esta, o viceversa, solo que en este caso el material se eleva de forma inevitable sobre la (estupenda) producción de Sydney Sweeney por el talento que hay detrás de las cámaras.
Porque para ser justos, la presentación de la película no debería ser “la nueva secuela de la profecía”, sino “el debut en el cine de Arkasha Stevenson”, una directora a la que urge reconocer su trabajo en la brutal temporada ‘Butcher’s Block’ de la serie de Nick Antosca ‘Channel Zero’. En el salto no solo no decepciona, sino que se ha superado.La responsabilidad de hacer digna la quinta secuela de la saga es grande, pero también lo es el peligro de que el foco arroje una sombra sobre su voz autoral, que aparece aquí con una exploración de la intervención sobre el cuerpo de la mujer inherente a la historia original, pero que aquí alcanza una entidad temática plena y en armonía con movimientos actuales del género que han ido generando un “horror obstetricio” que ha desafiado la visión mágica
del embarazo y la maternidad.
Porque aunque ahora sean tendencia, los embriones con sorpresa han sido la clave de películas como ‘El heredero del diablo’, ‘Progeny’, ‘The Unborn’ y, por supuesto, ‘La semilla del diablo’, que es aquí una referencia clave en más de una ocasión.No faltan tremebundos momentos de body horror sobre el cuerpo femenino que hacen replantearse si lo que estamos viendo es una obra de gran estudio; incluso hay un plano explícito, que ha costado un año y medio de lucha contra la censura. Sin embargo, la idea del control sobre la mujer va más allá y se impregna en pequeños detalles, incluso en una impresionante banda sonora compuesta de lamentos, gritos, susurros y respiraciones de mujer.
El papel de Stevenson es capaz de hacer volar un guión correcto hasta lo sublime gracias a una narración paciente, que recuerda al gran cine de conspiraciones de Pakula en los 70.‘La primera profecía’ tampoco huye del gore, con momentos de grand guignol que introducen un humor negro que los que vieron ‘Butcher’s Block’ reconocerán sin vacilar, sin que la atmósfera cada vez más opresiva se salga de sus raíles. Lo sobrenatural, el mal, se percibe en cada plano, sin olvidar en ningún momento que hay un misterio que lleva el ritmo de la trama, aunque a algunos, lo “predecible” de algunos desarrollos — crítica cuestionable si todos sabemos hacia dónde va— les impida ver que estamos ante un ejemplo de género psicológico.
La precuela funciona como un caballo de Troya dentro de una saga profundamente cristiana, en la que ‘El final de Damien’ daba un tono catecúmeno naif solo alcanzado en el género bíblico de los 50. Ahora, el peso de la Iglesia en la génesis del Anticristo es cuestionado, resignificando la blasfemia del carácter diabólico de la película en una exposición acorde a películas recientes como la propia ‘Immaculate’, claro, ‘The Devil’s Doorway’, e incluso momentos de ‘El exorcista del Papa’, cambiando el matiz del género de horror religioso.‘La primera profecía’ también se ocupa de que los momentos de terror no escaseen, desde las ingeniosas referencias a las muertes “fortuitas” de la original, que aquí se alimentan como una premonición, a los sustos más propios de muestras recientes como el universo Warren, pero jugando con el sonido de forma inversa, y quizá subvirtiendo lo esperable de una nueva película en convento en el que pasan cosas raras, donde es casi inevitable citar ‘Hermana muerte’ o ‘La monja II’ y la eterna referencia a ‘Madre Juana de los ángeles’ con las hermanas tiradas en el suelo.
Las referencias y guiños al género de Stevenson, sin embargo, no son meros reciclajes, sino expresiones puntuales de una cinefagia que busca puntos de apoyo en clásicos no recordados tan a menudo como ‘La escalera de Jacob’ o ‘El corazón del Ángel’, especialmente en la capacidad de ambas de convertir la percepción de su protagonista en una trampa existencial pegajosa, donde las deudas con el clásico original, al igual que pasaba en otra de las raras secuelas a la altura de su modelo como ‘Doctor Sleep’, se reservan como un tesoro para su parte final, aquí el compás de ciertas notas de Jerry Goldsmith que ponen los pelos de punta en el momento perfecto. ‘La primera profecía’ complica el discurso de la falta de ideas en Hollywood, porque no solo demuestra que hay secuelas que merecen mucho la pena, sino que quizá lo que falte en ellas es el buen gusto, la creatividad y el respeto por el material que confiere Stevenson, una de esas raras cineastas con un ojo privilegiado para encontrar la belleza en lo macabro y saber introducir un poso atemporal en la narración, acaso un talento por encima de marcas, quizá porque estamos ante la próxima nueva maestra del terror.
Lo mejor: Nell Tiger Free.
Lo peor: Su primera parte, y su epilogo final.
NOTA: 3,5/5