martes, 28 de junio de 2022

El diablo a todas horas

 


Título original: The Devil All the Time
Titulo: El diablo a todas horas
Año: 2020
Duración: 138 min
País: Estados Unidos
Dirección: Antonio Campos
Guion: Antonio Campos, Paulo Campos. Novela: Donald Roy Pollock
Música: Danny Bensi, Saunder Jurriaans
Fotografía: Lol Crawley
Reparto: Tom Holland, Bill Skarsgård, Jason Clarke, Sebastian Stan, Robert Pattinson, Eliza Scanlen, Mia Wasikowska, Riley Keough, Haley Bennett, Mia Goth, Tracy Letts, Michael Banks Repeta, Gregory Kelly, Gabriel Ebert, Emma Coulter, Harry Melling, Douglas Hodge, Lucy Faust, Drew Starkey, Kristin Griffith
Productora: BorderLine Films, Ninestory Pictures. Distribuidora: Netflix
Género: Thriller. Drama | Drama sureño. Vida rural (Norteamérica). Asesinos en serie. Años 60. Años 50. Crimen. Religión. Historias cruzadas
Sinopsis: Desesperado por salvar a su mujer, Willard Russell convierte sus oraciones en un sacrificio. Las acciones de Russel llevan a su hijo Arvin a pasar de ser un niño que sufre abusos en el instituto a convertirse en un hombre que sabe cuándo y cómo ha de pasar a la acción. Los acontecimientos que se dan lugar en Knockemstiff (Ohio) desatan una tormenta de fe, violencia y redención que se desarrolla a lo largo de dos décadas.


CRITICA


La primera novela de Donald Roy Pollock, El diablo a todas horas (The Devil All the Time), se publicó en 2011 y mezcla el gótico sureño con la novela negra criminal. Su estilo rezuma bocanadas de la prosa de William Faulkner o Cormac McCarthy, asumiendo también la perspectiva católica de Flannery O’Connor, en la descripción del trasfondo social de una América profunda desoladora y miserable.

Adaptar una novela de este tipo al cine nunca es fácil. Más allá de la historia, es necesario captar toda una serie de ambientes y sensaciones que distinguen una época y unos lugares. La película de Antonio Campos logra de forma acertada captar toda la sordidez inherente al relato original, aunque se pierde un poco en la exposición desordenada de los hechos.

Sus 138 minutos se me quedan cortos. Me explico. Aparecen muchos personajes cuyas vidas quedan relacionadas mediante subtramas que suceden en diferentes momentos temporales. Eso hace que, sin llegar a ser un puzzle que resulte incomprensible, sí se tiene la sensación de una narrativa precipitada o deslavazada. Son demasiados hechos cocinados a fuego rápido que hubieran necesitado de una mayor exploración psicológica, por ejemplo. Tal vez, un formato de miniserie hubiera sido ideal para abarcar todo el material del libro en su justa medida.El diablo a todas horas (The Devil All the Time) tiene un reparto que quita el hipo. Es alucinante la concentración de rostros conocidos, con mayor o menos caché, que van desfilando por la pantalla. Todos brillan en sus pequeños fragmentos de esta historia sórdida y negrísima, no apta para espectadores que busquen algo ligero que llevarse a la boca.Otro aspecto destacable es la puesta en escena. Campos elabora con minuciosidad, una ambientación rural tan truculenta que se huele y se sufre, igual que hacen los personajes. La violencia de la naturaleza humana se confronta con una fe ciega católica exacerbada. El lado oscuro y el luminoso se confunden muchas veces en este relato tan escabroso como fascinante. Quedan pocas ganas de visitar Knockemstiff, el lugar de Ohio donde se concentra la mayor parte de la acción y del que es originario el autor de la novela.

El propio Donald Roy Pollock presta su voz a un narrador que se convierte casi en un personaje más. Esa voz se eleva por encima de la acción y maneja la información que concede al espectador. En ocasiones, será una voz en off puramente narrativa que completa lo que sucede en pantalla, pero en otras, directamente adelanta lo que va a suceder con posterioridad. Es una decisión polémica, ya que eso resta intensidad dramática a algunas de las secuencias. En El diablo a todas horas (The Devil All the Time), la maldad asume muchos rostros. No siempre son los esperados. La sangre vertida en esa tierra árida y abandonada a su suerte, se alimenta a base de fe en lugar de pan. Es cierto que la película no alcanza nunca un nivel de suspense asfixiante y que, por el tipo de historia que desarrolla, se queda corta en su capacidad para generar desasosiego e incomodidad en el espectador. Lo que no quiere decir que la película esté plagada de buenas secuencias, algunas bastante desagradables.




Los pequeños desequilibrios de ritmo se suplen con la magnífica fotografía de Lol Crawley (The OA, Utopía) que sabe transmitir esa atmósfera gótica sureña tan irracional y sudorosa. Pasaremos del psycho killer al cine negro o del drama intimista al discurso crítico contra el fanatismo religioso. Hay muchos elementos que hacen interesante esta propuesta tan perversa e impactante. Tal vez demasiados, como comentábamos antes.Es el apartado religioso el que discurre por los terrenos más pantanosos. Fanáticos que realizan sacrificios para salvar vidas, se combinan con predicadores abusadores o feligreses ingenuos cuya ignorancia les aboca a la perdición. El demonio de la fe y la búsqueda de la redención serán los temas capitales planteados en esta obra oscura, ambiciosa y brutal.El diablo a todas horas (The Devil All the Time) es un thriller malsano dirigido por Antonio Campos, que se basa en la novela de Donald Roy Pollock. Nos propone un descenso a los infiernos de la América Profunda, en una época desoladora enmarcada entre dos guerras. Un viaje por carreteras polvorientas atestadas de psicópatas y malnacidos, que asume un atroz itinerario por el mapa del gótico sureño más depravado.Es una película larga que, sin embargo, se queda corta al no poder abarcar en profundidad todos los personajes y subtramas que se suceden en la pantalla. El encadenamiento constante de situaciones escabrosas, puede hacer sentir que la narrativa se aboca, por momentos, hacia la precipitación y la exageración.

Sin embargo, el film si es una adaptación satisfactoria de una novela que critica con ferocidad la fe desmesurada en ídolos de barro. Muestra la dualidad del ser humano, con sus luces y sus sombras, las cuales muchas veces se confunden bajo las falsas apariencias. Es una película intensa y no siempre fácil, que hará las delicias de los buscadores de tesoros en el noir contemporáneo más radical y violento. Sus imágenes te dejarán poso.


Lo mejor: Pattinson.
Lo peor:   Su guión, flojea.


NOTA: 4/5