martes, 15 de octubre de 2024

La virgen roja

 


Título original: La virgen roja
Titulo: La virgen roja
Año: 2024
Duración: 114 minutos
País: España
Dirección: Paula Ortiz
Guion: Eduard Sola, Clara Roquet
Reparto: Najwa Nimri, Alba Planas, Aixa Villagrán, Patrick Criado, Pepe Viyuela
Género: Drama. Thriller | Thriller psicológico. Crimen. Basado en hechos reales. Años 30
Sinopsis: Hildegart es concebida y educada por su madre Aurora para ser la mujer del futuro, convirtiéndose en una de las mentes más brillantes de la España de los años 30 y uno de los referentes europeos sobre sexualidad femenina. A sus 18 años, Hildegart comienza a experimentar la libertad y conoce a Abel Velilla, quien le ayuda a explorar un nuevo mundo emocional y a desmarcarse del férreo nido materno. Aurora teme perder el control sobre su hija y hace todo lo posible por impedir que Hildegart se aleje. Las dos mujeres se enfrentarán durante una noche de verano de 1933, poniendo fin al “Proyecto Hildegart”.

CRITICA

Paula Ortiz es, sin duda, una de las mejores directoras de España. Lo demostró con su ópera prima, la excelente De tu ventana a la mía, donde ya dejaba entrever su peculiar estilo visual y como narradora, haciendo un uso muy particular de la luz, la música y sobre todo la cámara lenta para potenciar al máximo las emociones de la historia. Un estilo que llevó a la perfección absoluta en La Novia, una absoluta obra maestra, una de las mejores películas españolas o no españolas en muchos años, apoyada en el excelso verso lorquiano. Una obra de belleza infinita y emoción desbordada.

Además, em cierta forma, Ortiz ha sido la madrina de la nueva generación de directoras que han despuntado en los últimos años: Carlota Pereda, Celia Rico, Pilar Palomero, Andrea Jaurrieta, Belén Funes, Clara Roquet, Carol Rodríguez, Arantxa Echevarría, Alauda Ruiz de Azúa, Carla Simón, Elena Martín, Estíbaliz Urresola, Itsaso Arana, y así podríamos seguir, porque es una maravilla la cosecha de directoras del cine español en los últimos años.





Por desgracia, ese estilo aparece en La virgen roja sólo en ocasiones, pero son sin duda los mejores momentos de la cinta: el montaje de las notas secretas que intercambian Hildegart Rodríguez y Abel Velilla, y por supuesto el excepcional tercio final, especialmente por los breves momentos de la escultura que se agrieta, enormemente simbólicos. Por supuesto, esto no quiere decir que el resto de la cinta esté mal dirigida por Ortiz. Todo lo contrario. Sin embargo, queda la sensación de que la película podría haber sido mucho mejor en lo visual si sólo la zaragozana hubiese hecho lo que tan bien sabe hacer.
De igual modo, hay cosas que no terminan de funcionar en el guion. Los motivos del descenso definitivo de Aurora a los infiernos se ven apresurados, como si todo lo decidiera en una noche (parece ser que en la historia real, la animosidad entre madre e hija fue en aumento durante bastante tiempo), y tampoco funciona la subtrama de Pepito Arriola. Por supuesto, se intuye por qué se ha incluido, pero si el motivo era explicar la frustración de Aurora, entonces la trama hubiese necesitado de más minutos. Así, tal como ha quedado, aporta más bien poco. No obstante, a pesar de todo lo dicho, La virgen roja es una película excelente. Y lo es porque tiene una narración excelente, una recreación lujosa del Madrid de los años 30 (extraordinarias la fotografía, la decoración y el vestuario) y una historia impactante sobre la excelencia a costa de la vida normal (o de la vida a secas), de la obsesión contra el amor, y de dos mujeres enfrentadas por sus distintos conceptos de la libertad, la inteligencia y el compromiso.

Otro milagro de La virgen roja es su reparto. Desde Pepe Viyuela, en un registro muy diferente al que lo ha hecho famoso, pasando por Aixa Villagrán, impactante y llena de dolor, hasta llegar a un Patrick Criado maravilloso que ojalá esté nominado al Goya como actor secundario (quién nos iba a decir que el malcriado Nuño de Santillana de Águila Roja se iba a convertir en el mejor actor joven de su generación), todos los intérpretes entran perfectamente en el juego de la directora, poniéndose al servicio de la narración sin que su propia personalidad como actores reste veracidad a los personajes. Pero, por supuesto, los mayores elogios los merecen Najwa Nimri y Alba Planas. Ambas se colocan, sin duda desde ya, a la cabeza de la carrera por los Goya a mejor actriz principal y revelación, respectivamente, porque están las dos soberbias: Planas, representando perfectamente a Hildegart, una joven brillante, adelantada a su tiempo en lo intelectual, pero en el fondo también una adolescente común y corriente con deseos de bailar, divertirse y enamorarse. Habla de la libertad femenina siendo ella una auténtica prisionera de su madre, y el momento en el que se da cuenta es absolutamente magistral, gracias a la interpretación de la actriz madrileña. Nimri, por su parte, está aterradora como Aurora Rodríguez Carballeira, de voz pausada y maneras impecables, pero dispuesta literalmente a todo por no perder el control sobre su hija, su obra, su proyecto científico. La navarro-jordana compone a una mujer de emociones quebradas, aunque aún presentes, que roza la locura detrás de su máscara de virtud e inteligencia. Una de las películas más destacadas de 2024, sin duda, pero una oportunidad perdida por Paula Ortiz para haber conseguido su segunda obra maestra.


Lo mejor: La realización de Ortiz, cuando se desata (todo el tercio final y la secuencia de las cartas entre Hildegart y Abel), la prodigiosa narración y las interpretaciones de todo el elenco, especialmente Nimri, Planas y Criado.
Lo peor: Podría haber sido todavía mejor, y las motivaciones de Aurora para hacer lo que hace se ven precipitadas.



NOTA: 4/5