lunes, 3 de enero de 2022

Midsommar

 


Título original: Midsommar
Titulo: Midsommar
Año: 2019
Duración: 145 min
País: Estados Unidos
Dirección: Ari Aster
Guion: Ari Aster
Música: Bobby Krlic
Fotografía: Pawel Pogorzelski
Reparto: Florence Pugh, Jack Reynor, Will Poulter, William Jackson Harper, Ellora Torchia, Archie Madekwe, Vilhelm Blomgren, Julia Ragnarsson, Anna Åström, Anki Larsson, Lars Väringer, Katarina Weidhagen van Hal, Isabelle Grill, Björn Andrésen
Productora: Coproducción Estados Unidos-Suecia-Hungría; B-Reel Films, Parts and Labor. Distribuidora: A24
Género: Terror. Intriga. Drama | Vida rural. Sectas
Sinopsis: Una pareja estadounidense que no está pasando por su mejor momento acude con unos amigos al Midsommar, un festival de verano que se celebra cada 90 años en una aldea remota de Suecia. Lo que comienza como unas vacaciones de ensueño en un lugar en el que el sol no se pone nunca, poco a poco se convierte en una oscura pesadilla cuando los misteriosos aldeanos les invitan a participar en sus perturbadoras actividades festivas.
Trailér: https://www.youtube.com/watch?v=-71POTJFmJA


CRITICA


Qué ganas le tenía a Midsommar, de verdad os lo digo. Hereditary, el anterior trabajo de Ari Aster, no solo es uno de mis trabajos favoritos del año pasado, sino también, muy probablemente, mi película de terror favorita de la década. Por su dirección, por su complejidad, por su ritmo, por esa interpretación apoteósica de Toni Collette. Hereditary no parecía el trabajo de un debutante, sino de un cineasta en pleno dominio de las herramientas cinematográficas de las que disponía. Nunca temí que Midsommar me pareciera abismal, pero sí que mis expectativas me decepcionaran. Por suerte, no ha sido el caso.

A estas alturas podemos ya señalar varios temas recurrentes en el universo de Ari Aster, ya que sus dos cintas comparten muchos de ellos: las enfermedades mentales, las relaciones disfuncionales y los traumas familiares conforman el núcleo de Midsommar como conformaban el de Hereditary. La secta pagana que, escondida a simple vista, amenaza a los protagonistas oculta tras una cara amiga es también un pilar importante en ambos trabajos, pero mientras Hereditary centraba su mirada en la intersección entre el libre albedrío y la tragedia del fatum griego, Midsommar toma otros derroteros.


Se puede decir en contra de Midsommar que su estructura básica es convencional, o al menos, más convencional que la de Hereditary, ya que se pueden encontrar rastros más que evidentes de El hombre de mimbre o incluso de Los chicos del maíz en la forma en la que los acontecimientos se van sucediendo uno a uno, pero creo que esa es una forma algo superficial de analizar esta película, ya que es al rascar un poco esa superficie cuando aflora el tema principal de Midsommar, que es ni más ni menos que la desfragmentación y muerte de la relación de Dani y Christian. Aster, como el guionista audaz que es, trabaja a múltiples niveles y plantea preguntas a la audiencia. 

¿Hasta qué punto merece la pena continuar con una relación sentimental que no funciona, y por qué? ¿Por lástima? ¿Por necesidad? Dani, autoconvenciéndose de que su relación funciona ante un novio que no es capaz ni de recordar su cumpleaños. Christian, sobrepasado ante una novia preocupantemente dependiente a la que es incapaz de dejar por no sentirse culpable. La dinámica entre ellos está tratada con sutileza, es dolorosa, incómoda y, a pesar de todo, profundamente humana, y este es, todo sea dicho, uno de mis aspectos favoritos del cine de Aster: por muy rocambolesco y retorcido que sea el argumento, sus personajes siempre son creíbles y coherentes, y sus interacciones, genuinas. Las decisiones que toman los personajes tal vez los lleve a la perdición, pero tienen sentido porque así han sido establecidos previamente. La idea de comunidad, de pertenecer, de tener algo de lo que sentirse parte, también juega un papel importante en la trama, y es todo lo que diré al respecto.Y es que no lo neguemos, Ari Aster es retorcido. Muy retorcido. Tiene un don para conjurar imágenes enfermizas, imágenes que se me quedan clavadas en la retina y permanecen ahí al día siguiente, imborrables. La película empieza creando una atmósfera malrollera que durante casi dos horas y media no se disipa. La sobresaliente fotografía, oscura en los primeros minutos, se ilumina al llegar a Hårga, y a partir de ahí todo es luminoso, a ratos bellísimo, pero siempre enrarecido e incómodo. Es cierto que Midsommar podría haber sido mucho más corta, pero yo personalmente agradezco que no lo sea. Aster se relame y se recrea en la comuna, nos sumerge de lleno en sus costumbres y en sus rituales con escenas lentas, contemplativas. Esto a mucha gente le parecerá exasperante e innecesario, y a ver, lo entiendo perfectamente. Pero qué puedo decir, a mí me mola. Creo que contribuye y mucho a crear ese clima tan extraño, y hace que las escenas impactantes (porque las hay, me cago en la puta si las hay) sean aún más efectivas. Todo el elenco de actores hace un trabajo fantástico, pero hay que destacar a Florence Pugh. No creo que sea una interpretación del nivel de la de Toni Collette en Hereditary, pero por otra parte, son personajes muy diferentes, y Pugh sabe transmitir con solvencia la absoluta agonía y la inseguridad de su personaje, un personaje que requiere compromiso y dedicación. Desde luego queda clara una cosa: si Aster te elige para protagonizar su película, piénsatelo dos veces, porque te va a hacer trabajar duro y te va a exprimir emocionalmente. Destaco también a Will Poulter, insufrible y divertido a partes iguales.

Me he dejado varias cositas en el tintero, pero lo voy a dejar aquí. Como conclusión, diré que a mí trabajos como Midsommar me alegran la semana, qué queréis que os diga. Tal vez no sea una película para todo el mundo (el señor que estaba sentado delante de mí abandonó la sala a la media hora) por su ritmo lento y su violencia gráfica. Tal vez no sea una película perfecta (como ya he dicho, a nivel estructural es a veces predecible y a menudo excesiva, y creo que la semilla temática que se planta en el inicio podría haber estado mucho mejor integrada en el resto de la trama), pero es una película única y ambiciosa, llena de detalles y de simbolismo. No esperes una cinta de terror convencional, porque no lo es (creo que hay un sobresalto en toda la película). Y desde luego, no esperes una película fácil. Pero creo que, en esta época de remakes y secuelas, películas como esta son necesarias. Y con esto no quiero decir que todos los remakes y todas las secuelas sean una basura (Toy Story 4, por ejemplo, me gustó muchísimo), sino que agradezco que existan distribuidoras como A24 capaces de apostar por proyectos originales y creativos, proyectos que no recaudarán cientos de millones de dólares, pero que tampoco están pensados para eso. Y por supuesto, mil gracias a Ari Aster, por arriesgar y por estar tan chalado. Sea lo que sea lo próximo que haga este hombre, yo voy a estar ahí para verlo.


Lo mejor: Los coros y las danzas folk.
Lo peor:   Su primera mitad.
  

NOTA: 3/5