martes, 25 de marzo de 2025

Anora

 



Título original: Anora
Titulo: Anora
Año: 2024
Duración: 138 minutos
País: Estados Unidos
Dirección: Sean Baker
Guion: Sean Baker
Reparto: Mikey Madison, Mark Eydelshteyn, Yuriy Borisov, Karren Karagulian
Género: Drama. Comedia | Prostitución. Comedia dramática. Cine independiente USA
Sinopsis: Anora, una joven prostituta de Brooklyn, tiene la oportunidad de vivir una historia a lo Cenicienta cuando conoce al hijo de un oligarca ruso e impulsivamente se casa con él. Cuando la noticia llega a Rusia, su cuento de hadas se ve amenazado, ya que los padres parten hacia Nueva York para intentar conseguir la anulación del matrimonio.
Trailér: https://www.youtube.com/watch?v=xV7jnVhBD2E


CRITICA


La primera escena de Anora es ya toda una declaración de principios de la postura ética de Baker con los cuerpos: el desplazamiento lateral de su cámara captura a varios personajes femeninos de espaldas realizando bailes eróticos para sus clientes y retrata sus cuerpos con frontalidad, sin juzgar ni moralizar sobre una mercantilización corporal a todas luces alarmante. La canción que acompaña a esta escena, la alegre y optimista Greatest Day de Take that, revela el barniz sarcástico (también esperanzador) que cubrirá toda la película. No es la primera vez que el de New Jersey filma las complejas e incómodas imbricaciones del trabajo sexual (y a tenor de su dedicatoria hacia el colectivo al recoger la Palma de Oro sabemos que no será la última): ya lo hizo en Tangerine y repitió en Red Rocket, obras cuyos protagonistas perseguían un inalcanzable sueño americano en ambientes igualmente impregnados de sordidez como de ternura.




El último trabajo de Baker no solo no es ajeno a los estilemas que ha ido desarrollando a lo largo de su filmografía, sino que aquí se ven amplificados: un estilo que equilibra extrañamente la histeria con la delicadeza (particularidades ambas encarnadas a la perfección por una entregadísima Mikey Madison), un punto de partida mínimo, un vocabulario visual que navega entre las gangster-movies de Scorsese y las desquiciadas odiseas de los Safdie, etcétera. En Anora los referentes se amplían (imposible no pensar en las comedias corales de los Coen) y se expanden para seguir nutriendo el personal universo del cineasta norteamericano. Baker no inventa nada nuevo, ni siquiera dentro de sus propias inquietudes temáticas y formales, pero la forma en la que mira a sus personajes está tan rebosante de generosidad, comprensión y respeto que pareciera que estuviéramos redescubriendo de nuevo el cine.

Anora narra la historia de Ani, bailarina erótica que, como una Cenicienta moderna, parece encontrar su príncipe encantado en la figura del ingenuo y muy inmaduro Vanya, infante de 21 años que resulta ser hijo de un poderoso oligarca ruso. Hay algo crucial para el desarrollo del film que late en el encuentro entre ambos jóvenes, y tiene que ver con el modo en el que Ani entiende las relaciones con los hombres: en ellas media siempre una dimensión mercantil. Con Vanya no es distinto, pero su alocada visión del mundo y su privilegiada economía actúan no solo como promesas de una vida mejor, sino como propulsores hacia Las Vegas para que dicha vida se oficialice bajo los preceptos sociales del matrimonio. El dispositivo, por supuesto, permite a Baker explotar las posibilidades cómicas de la más clásica (y hawksiana) screwball comedy, que encuentra en la fortaleza y sensatez de Ani el contrapunto perfecto para la masculinidad frágil y cobarde de Vanya.

El punto de inflexión del matrimonio invoca a tres personajes (matones a sueldo) que intentarán, con las mismas dosis de entusiasmo como de torpeza, revocar el vínculo conyugal. Y aunque Anora es una película divertidísima e hilarante (esta banda de inútiles es sin duda una de las más bellas ideas del film), es también profundamente triste. Buena culpa de ello la tiene la situación de indefensión de Ani, pero también la mirada abismal y decepcionada de Mikey Madison, que no solo se desenvuelve con soltura en las lides físicas y sexuales más exigentes, sino que se empapa con excelencia del ambiente miserable y desolador de su personaje. Ani sabe que en un mundo ultracapitalista y mezquino ella se ubicará siempre en el lado de los perdedores: es por eso que su último gesto es hermosísimo y demoledor (seguramente una de las mejores escenas que Baker haya filmado jamás), porque solo el amor y la comprensión serán capaces de mejorar este mundo.


Lo mejor: El desenlace. Mickey Madison.
Lo peor:   El personaje masculino de Ivan.

NOTA: 4/5

martes, 18 de marzo de 2025

Wolf Hall: El trueno en el reino

 



Título original: Wolf Hall: The Mirror and the Light
Titulo: Wolf Hall: El trueno en el reino
Año: 2025
Duración: 58 minutos
País: Reino Unido
Dirección: Peter Kosminsky
Guion: Peter Straughan. Novela: Hilary Mantel
Reparto: Mark Rylance, Damian Lewis, Jonathan Pryce, Kate Phillips 
Género: Serie de TV. Drama | Miniserie de TV. Secuela. Histórico. Siglo XVI
Sinopsis: Mayo de 1536. Ana Bolena, la segunda esposa de Enrique VIII, ha muerto. Mientras cae el hacha, Thomas Cromwell emerge del baño de sangre para continuar su ascenso hacia el poder y la riqueza, mientras su formidable maestro, el rey, se instala en una efímera felicidad con su tercera reina, Jane Seymour.

CRITICA


En el principio el cardenal Thomas Wolsey (Jonathan Pryce) era el miembro más influyente del consejo de Enrique, pero Wolsey no logró obtener el permiso del Papa para el nuevo matrimonio de Enrique con Ana Bolena (Claire Foy). Wolsey llegó rápidamente a su ruina y sus posesiones, incluido el Palacio de Hampton Court, pasaron al Rey. Es entonces cuando el consejero Thomas Cromwell (Mark Rylance) sube de rango y se convierte en el primer asistente del rey. Se anuló el matrimonio con la hija de los españoles Reyes Católicos, Catalina (Joanne Whalley), en 1533, sobre la base de que ella había estado casada previamente con su hermano Arturo, pero entonces el Papa se negó a sancionar el matrimonio de Enrique con Ana y excomulgó al rey (1534). Finalmente Enrique VIII publica el Acta de Supremacía por la cual el rey se erige en cabeza suprema de la Iglesia en Inglaterra. Enrique rompe con la Iglesia Católica y se casa en secreto con Ana, creando la religión anglicana. Luego aparece Sir Thomas Moro (Anton Lesser), un hombre del Renacimiento, abogado, estadista, filósofo, escritor (Utopía) y devoto católico. Cuando el rey se proclamó cabeza de la Iglesia de Inglaterra, fue inevitable que Enrique y Thomas Moro se enfrentaran. Aquellos que se interponían en el camino de Enrique VIII, incluso aquellos que decía amar, invariablemente terminaban en el patíbulo y muchos sacerdotes católicos fueron sacados de sus celdas en la Torre de Londres y decapitados. Más tarde, Enrique se enamora de una joven favorita llamada Jane Seymour (Kate Phillips) y desea casarse con ella.






Se trata de un buen drama de época, aunque de un tema ya muy manido porque ya lo hemos visto montones de veces; siendo inspirado en hechos reales, y tratando con las intrigas cortesanas en los tiempos del cruel rey Enrique VIII. La serie se basa en gran medida en Thomas Cromwell, sosamente pero apropiadamente actuado por Mark Rylance, pero no se desdeñan otros personajes históricos tales como Ana Bolena magníficamente interpretado por Claire Foy quién ya tenia experiencia de interpretar reinas, así ella sobresalió por su rol como la reina de Inglaterra Isabel II en la exitosa serie ¨The Crown¨, y así como del mismísimo rey Enrique VIII adecuadamente actuado por Damian Lewis. Un decente drama con actuaciones de primera categoría, ya que el trío protagonista: Rylance, Foy, Lewis ofrece triunfales caracterizaciones. Además de las tribulaciones de Thomas Cromwell la serie concierne también de la vida de Ana Bolena, su lucha con la sociedad patriarcal de la Inglaterra Tudor, su deseo de asegurar un futuro para su hija, Isabel, y la brutal realidad de su fracaso, el proporcionarle a Enrique un heredero varón.

Hay un buen diseño de producción, adecuados sets y un ajustado sentido del periodo histórico en lo cual todo tuvo lugar, e incluyendo una evocativa fotografía, de hecho muchas de las escenas interiores fueron hechas a la luz de las velas, del modo similar al clásico film de Stanley Kubrick, Barry Lyndon. La serie eficientemente producida por la BBC está formada de 12 episodios, comenzándose a rodar la primera temporada a partir del 2014, hasta llegar a una segunda temporada que llega a este 2024. La serie fue profesionalmente dirigida por Peter Kosminsky.

Sobre la historia de Enrique VIII, Ana Bolena, otras esposas y sus consejeros hay varias adaptaciones cinematográficas, tanto para el cine como para televisión, entre las cuales se pueden mencionar las siguientes : ¨Ana de los mil días¨ de Charles Jarrot con Genevieve Bujold, Richard Burton; ¨A Man for All Seasons¨ de Fred Zinneman con Paul Scofied, Robert Shaw, ¨Las Hermanas Bolena¨ de Justin Chadwick con Natalie Portman, Scarlett Johansson, Eric Bana.

Y en la TV: ¨The Six Wives of Henry VIII¨ (1970-1970) de Warris Hussein con Keith Michell, Anthony Quayle, Dorothy Tutin, Angela Pleasence; ¨The Tudor¨ (2007-2010) de Michael Hirst con Jonathan Rhys Meyers, Henry Cavill, Natalie Dornier y ¨Anne Boleyn¨ (2021-2021) con Jodie Turner-Smith.


Lo mejor: Mark Rylance.
Lo peor: Algunos de los capítulos se hacen demasido pesados. Además de alguna que otra invención historica.


NOTA: 5/5

miércoles, 5 de marzo de 2025

The Brutalist

 




Título original: The Brutalist
Titulo: The Brutalist
Año: 2024
Duración: 215 min
País: Estados Unidos
Dirección: Brady Corbet
Guion: Brady Corbet, Mona Fastvold
Reparto: Adrien Brody, Felicity Jones, Guy Pearce, Joe Alwyn
Género: Drama | Arquitectura. Inmigración. Años 50. Años 40. Años 60. Cine independiente USA
Sinopsis: Huyendo de la Europa de la posguerra, el visionario arquitecto László Toth llega a Estados Unidos para reconstruir su vida, su obra y su matrimonio con su esposa Erzsébet tras verse obligados a separarse durante la guerra a causa de los cambios de fronteras y regímenes. Solo y en un nuevo país totalmente desconocido para él, László se establece en Pensilvania, donde el adinerado y prominente empresario industrial Harrison Lee Van Buren reconoce su talento para la arquitectura. Pero amasar poder y forjarse un legado tiene su precio...


CRITICA


El tercer largometraje del estadounidense Brady Corbet, un director de grano fino y estilo novelesco versa sobre un hombre de origen húngaro baqueteado por la guerra y por su condición de judío, un brillante y provocativo arquitecto.Formado en la Bauhaus, László Toth llega a Estados Unidos para rehacer su vida, su obra y su matrimonio con su esposa Erzsébet, pues se han visto obligados a separarse durante la II Guerra Mundial, con motivo del Holocausto, las nuevas fronteras y regímenes. László se establece en Pensilvania.

No tarda en darse cuenta de que la fortuna, el poder y la fama cuestan mucho. Forjarse un legado tiene su precio. Ha venido a probar el sueño americano. Pero igualmente sentirá la dolorosa humillación de una bienvenida por momentos fría.Escrita por Corbet junto a su compañera y colaboradora Mona Fastvold, este filme contempla temas tan sustanciosos como la creatividad y el compromiso, la identidad judía, la originalidad arquitectónica, la experiencia de los inmigrantes y el largo peso del pasado.Tiene una duración de tres horas y media bastante movidas, con intermedio incluido. Esta película le ofrece a Adrien Brody su mejor papel en mucho tiempo, en el rol del genial arquitecto Tóth, llevado de la mano de un magnate rico, ansioso por llevar a cabo el proyecto de sus sueños.Brody acomete el papel de László con enorme inteligencia e intenso fuego interior, transmitiendo con fuerza los momentos de júbilo o de desgarradora tristeza.El comienzo es un László en un vagón de tren abarrotado, que dibuja la pesadilla por la que pasa. Acompaña una poderosa banda sonora de Daniel Blumberg, mientras en off se escuchan las cartas de la esposa Erzsébet (magnífica Felicity Jones), de quien se separó durante la posguerra en Hungría, junto con su sobrina Zsófia (muy bien Raffey Cassidy).Las escenas de llegada a Ellis Island son típicas de los dramas sobre inmigración. Maravillan los desconcertantes ángulos de la directora de fotografía Lol Crawley de la Estatua de la Libertad que hacen presagiar la euforia y el futuro incierto.László viaja a Pensilvania donde se encuentra con su primo Attila (Alessandro Nivola) y su rubia esposa Audrey (Emma Laird), ambos dueños de una mueblería. Pero no acabarán bien. Tras unos sucesos rocambolescos, nuestro protagonista se encarga de rediseñar la lúgubre biblioteca de la mansión de Harrison Lee Van Buren (excelente Guy Pearce), a la sazón de viaje. László contrata a Gordon (Isaach De Bankolé), un padre soltero negro como ayudante de construcción.A su regreso, Van Buren se enfurece al encontrar su casa revuelta y a “un hombre negro” en su propiedad, y despide iracundamente a los contratistas y se niega a pagar. Lászlo se ve obligado a hacer trabajos en la construcción para sobrevivir, usando opio para adormecer el dolor de sus heridas de guerra.




Pero Harrison reaparece con un ejemplar de la revista Look con fotografías que describen la biblioteca como un triunfo del diseño minimalista. El industrial tiene una carpeta con información sobre el arquitecto, incluidas fotos de notables edificios proto-brutalistas de antes de la guerra. László queda emocionado por la sorpresa.Una vez contratado, László es invitado por el magnate y acuerdan gestionar la repatriación de su esposa y sobrina, Erzsébet y Zsófia. Y es ahí cuando Harrison, subiendo a pie a una colina desde donde se puede ver todo Doylestown, decide que sea el protagonista quien se encargue de diseñar en ese lugar un gran centro comunitario. László se instala en una casa próxima mientras se lleva a cabo la construcción.Y llegan su esposa, en silla de ruedas por la guerra y el hambre, y la sobrina, muda por los horrores que vivió. Casi desde el principio, el proyecto soñado de László está plagado de dificultades, cada una de las cuales socava su sentido de control y su autoestima.También hay ciertas dificultades con su esposa quien le espeta que él “solo rinde culto en el altar de sí mismo”. Pero lo peor vendrá algún tiempo después cuando Harrison acompaña a László a las canteras de mármol en las montañas de Carrara.En un bello pasaje, Orazio (Salvatore Sansone), un amigo de antes de la guerra comparte sus profundos sentimientos sobre el mármol y el peso del milagro geológico, tanto en la historia europea como en la América fundacional. Una declaración conmovedora que precede a una brutal degradación de László a manos de Harrison.La medida puesta en escena, la cámara atenta a los detalles, evoca el aspecto de los Estados Unidos de mediados del pasado siglo, con una verosimilitud de época que parece viva.

Película de las grandes, que cierra con un epílogo resonante que ilustra cómo el arte y la belleza surgen del pasado y trascendiendo el tiempo, para revelar una libertad de pensamiento e identidad a menudo negada a sus creadores.Corbet ha conseguido una obra colosal, rodada en Vistavisión, y todo ese colosalismo se ve reflejado en la arquitectura vemos durante la obra. Más que una película, estamos ante un templo expiatorio de enormes proporciones cinematográficas, que ejerce la fuerza de un torrente.


Lo mejor: Adrien Brody.
Lo peor:   El último tercio de la película se hace demasiado pesada y larga.


NOTA: 4/5

miércoles, 19 de febrero de 2025

La acompañante

 



Título original: Companion
Titulo: La acompañante
Año: 2025
Duración: 97 min
País: Estados Unidos
Dirección: Drew Hancock
Guion: Drew Hancock
Reparto: Sophie Thatcher, Jack Quaid, Lukas Gage, Megan Suri
Género: Thriller. Ciencia ficción | Thriller psicológico. Comedia negra. Inteligencia artificial. Terror tecnológico. Robots
Sinopsis: La muerte de un multimillonario desencadena una serie de acontecimientos para Iris y sus amigos durante un viaje de fin de semana a su finca junto al lago.

CRITICA

El primer largometraje de Drew Hancock como director sigue el modelo de terror robótico que comenzó a manifestarse tras el reinicio de Chucky en 2019 y la modesta M3GAN. Aunque la idea sobre los peligros de la inteligencia artificial como base del terror tecnológico ya estaban establecidos desde mucho más antes, parece que no fue hasta la llegada de Ex-Machina (2014) que esta idea comenzaría a cobrar fuerza. Desde que se comenzó a tener acceso a la inteligencia artificial a inicios de los 2020 y con la llegada de los nuevos robots por parte de Tesla, lo que se ha visto en el reinicio de Child's Play o en M3GAN ya no parece algo tan ficticio. Companion sigue expandiendo las posibilidades que puede haber en un futuro donde los humanos y la inteligencia artificial conviven en un mismo ambiente. La película inicia de una manera simple haciéndole creer al espectador que no habrá nada interesante, pero la película es una sorpresa inesperada cuando descubrimos quien es Iris y lo que yace detrás. No es una película que se oriente al horror, sino más bien un thriller que al inicio actúa como una película romántica y luego se convierte en una historia de intriga con bastantes momentos humorísticos. La película combina elementos de thriller, romance, suspenso, comedia y humor negro para ofrecer algo bastante fresco y original. Hay un equilibrio bastante estable entre la comedia y la intriga haciendo que la película sea impactante y divertida. Su manejo del suspenso y el humor es como lo que se vio en The Menu, aunque esa película era demasiado seria para que su humor hiciera reír. Companion, por otro lado, no recurre tanto al suspenso y lo usa en un momento apropiado para que la comedia pueda también tener su momento de brillo. Por la manera en que maneja la relación entre humanos y robots es como si una parte se hubiese basado en Futurama y la otra parte se hubiese basado en Black Mirror. De no ser una película de ciencia ficción, esto podría haber sido solamente un thriller sobre las relaciones tóxicas en pareja. Aquí supieron llevar esa idea a otro nivel con la inclusión de una compañera robot y dejando abierta la idea de lo que sería una relación con un robot que puede replicar las emociones humanas a la perfección. Hay que decir primero que esto ya se había visto anteriormente en el segundo episodio de The Outer Limits (1995) y era un tema fascinante que no volvió a ser tocado hasta que se estrenó Ex-Machina. Las relaciones románicas y sexuales entre un humano y una inteligencia artificial son algo que la ciencia ficción lleva años narrando en distintas historias, pero muy pocas veces se ha mencionado si eso conlleva algún riesgo. 





Que un robot pueda sentir afecto hacia un ser humano es algo que fue profundizado en películas como Cyborg 2 (1993), The Bicentennial Man (1999) y Artificial Intelligence (2001) de una manera bastante positiva. Lo cierto es que sé va desarrollando más la idea sobre que tan humano puede volverse una inteligencia artificial. Tras Ex-Machina, la versión robótica de Chucky y la muñeca M3GAN fortalecieron más la idea de que una inteligencia artificial con emociones demasiado humanas puede llegar a los mismos extremos que llega un humano real. En este caso se trata de las relaciones tóxicas, aunque en Companion es Iris quien sufre de esa relación. Josh no hace nada más que utilizarla y él no solo es el reflejo de un hombre que manipula a su pareja, sino también el de un ser humano que es capaz de cometer con una inteligencia artificial la misma crueldad que comete contra sus semejantes. Además, hay que mencionar que Josh es alguien demasiado descuidado que subestima a Iris y por eso no ha tenido la inteligencia suficiente para desactivarla desde un inicio para evitar todo lo que sucede a lo largo de la película. Si Josh hubiera sido listo, la película no hubiese avanzado. La forma en que esta película presenta el futuro donde los humanos tienen robots como pareja es algo que la hace bastante buena. Lo que hace es reflejar algo que no se aleja de nuestra realidad. El uso de la inteligencia artificial en el mundo real ha dado lugar a que las personas puedan satisfacer sus fantasías por medio de los chats IA donde de cierta manera se puede tener una interacción amistosa, afectiva o sexual con una inteligencia artificial. Incluso desde que se anunció la fabricación de robots femeninos para hombres solitarios, es evidente que Companion ofrece un vistazo a las relaciones entre humanos y robots que ya dejaron de ser pura ficción. Por ende, Companion es una muy buena película que vale la pena ver por lo divertida que es y por su claro reflejo sobre nuestra nueva realidad tras los eventos de la pandemia


Lo mejor:  Las interpretaciones principales.
Lo peor:    Ver el trailér, antes de la película.

NOTA: 3/5