miércoles, 13 de septiembre de 2023

Acosador nocturno: A la caza de un asesino en serie

 



Título original: Night Stalker: The Hunt for a Serial Killer
Titulo: Acosador nocturno: A la caza de un asesino en serie
Año: 2021
Duración: 48 minutos
País: Estados Unidos
Dirección: Tiller Russell
Reparto: Documental, Intervenciones de: Gil Carrillo, Frank Salerno
Género: Serie de TV. Documental | Miniserie de TV. Crimen. True Crime
Sinopsis: Detrás del glamour soleado del Los Ángeles de 1985 acecha un malvado asesino en serie. Dos detectives no pararán hasta detenerle.

CRITICA

Soy una seguidora del tema de los perfiles psicológicos y caza a los asesinos en serie. Mientras fui estudiante de psicología fue de mis temas fetiche, a pesar de que en nuestro país no se estudia demasiado porque no tenemos este tipo de crímenes habitualmente (lo que por otro lado es un alivio), pero que a los estudiantes nos dejaba un poco con las ganas de saber más detalles. Es gracias a libros, entrevistas, artículos o documentales con lo que podemos rellenar los huecos, las dudas o aprender cosas nuevas sobre estos monstruos. Lo que sí es seguro es que en la carrera nos hacen la famosa pregunta de si el asesino nace o se hace. En muchos casos se piensa que lo más seguro es que haya una mezcla entre genética y el ambiente en el que naces y te crías. 


El caso de Ramírez, no obstante, evoluciona y degenera demasiado rápido, poniéndose desde pequeño al servicio del mal. Sabemos que su niñez no fue fácil y nos queda la duda de si ese Ricky niño que vemos en las fotos, sonriendo y aparentemente inocente hubiera dedicado tanto tiempo y esfuerzo en algo valioso en vez de robar, violar y matar de forma tan indiscriminada si sus circunstancias hubiesen sido otras. Hace tiempo que el director Ryan Murphy le convirtió en una de sus estrellas para varias de sus temporadas de American Horror Story, y no es para menos, Ramírez ha logrado coronarse como el Gran Asesino en Serie de todos los tiempos, con una fama algo inferior a Manson, pero nunca ganado en crueldad por el resto de sus camaradas. El documental da, literalmente, escalofríos. Conocemos, aunque sea de oídas, cómo mataban Bundy, Gacy o Gain –entre otros muchos-, nos hablan de la inteligencia de unos y de otros, de las víctimas, de los lugares que frecuentaban y sobre todo, algo fundamental, el por qué hacían lo que hacían –lo que, en cierta medida, racionaliza y da algo de sentido a los hechos-, pero decir que te lo ordenaba El Diablo y que trabajas para él parece tanto irracional como muy general e impersonal –aunque podemos pensar que Ramírez creció rodeado del mal en estado puro; nunca recibió buen trato de sus familiares y tuvo a su disposición desde pequeño todas las drogas habidas y por haber-. En estos cuatro episodios, los policías que llevaron el caso coinciden en un detalle, y es que El Acosador Nocturno, esa persona que estaba atemorizando a la población de California, no tenía un tipo de víctima –lo que complicaba hacer el perfil y daba mucho más miedo-; en un principio no dejaba una firma, le daba lo mismo un niño que una persona joven o un anciano. No discriminaba entre hombres y mujeres. Se movía entre diferentes distritos –lo que dificultó mucho la labor policial-. No había un perfil para Ramírez de esos que se terminaban de hacer tan conocidos (recordemos que el F.B.I. lleva poco menos de una década creando perfiles de asesinos en serie). El documental no sólo muestra la crueldad y la frialdad de Ramírez, sino el desconcierto de toda una población. Puedes sentir la inseguridad de cada uno de ellos, porque esa noche te puede pasar a ti. Sin duda está grabado con acierto porque necesitas ver más y a la vez quieres vomitar. Y luego el surrealismo que envuelve a Ramírez tras su detención. Pasa de ser un tío que da miedo, con los dientes marrones y destrozados, sucio y que huele mal, a todo un seductor, bien vestido en los juicios y que se pasea por los tribunales de manera chulesca, riéndose en la cara de todos y con filas y filas de fans, sobre todo femeninas, que lo apoyaban y que decían estar enamoradas de él. No me termina de entrar en la cabeza todo esto porque, por ejemplo, Ted Bundy era un universitario atractivo, con labia, que sabía ligar y que utilizaba esas armas para engañar a las mujeres, sin embargo Ramírez, en el momento de su detención está exhausto, tanto de huir como de la vida que lleva (no sólo por los asesinatos), es decir, no parece, por las descripciones que vemos, que sea el tipo de hombre que pueda gustar a nadie.

Netflix tiene buenos documentales, pero con este ha logrado dejarme mal cuerpo. Cuatro episodios en los que podéis escuchar declaraciones de Ramírez –su forma peculiar de hablar-.Con el último episodio, además, se entenderá mejor el retrato que hace Murphy en AHS: 1984. Y con respecto a la mirada intensa y penetrante que tenía, recuerda a la descripción de 1978 que se hizo de Michel Myers, en Halloween de John Carpenter.

Lo mejor: Conocer más a fondo el caso de Ramirez, desde el punto de vista de los policías.
Lo peor: Demasiado, morboso por los detalles y algo perturbador para aquel que no este acostumbrado


NOTA: 4/5