CRITICA
"La reina blanca" o "The white queen", se estreno en el canal Starz, allá por 2013 y es la primera parte de la trilogía, las princesas o reinas, mujeres que reinaron en Inglaterra durante el periodo del siglo XV, y que a su modo, y en su época, lucharon por lo que querían, pese a su limitaciones.La serie narra, la vida de Isabel Woodville, una mujer plebeya que un buen día, en un camino se encontrara con el joven monarca Eduardo IV, ambos se enamoran perdidamente, y no tardaran en contraer matrimonio, pero a Warckick mano derecha, y el hombre que manda en realidad en la corte inglesa, no le gustara nada está idea, con lo que no tardara en volverse contra el monarca, iniciando una especia de guerras civiles, que sangraran Inglaterra.
Pero Isabel Woodville, no será la única mujer, que luche por salvarse a si misma, y a todos aquellos a los que quiere, a Isabel la acompañaran, Margarita Beaffourt, madre del futuro Enrique VII, que luchará, con uñas y dientes en defender, a la casa de Lancaster, y por que en un futuro su hijo, se convierta en rey, también estará Ana Neville, hija pequeña de Warkick, que por los dimes y diretes, se casara con Ricardo III, convirtiéndose en reina. Siguiendo la línea de otras buenas producciones como “Los Tudor”, los principales valores son una estupenda puesta en escena y un buen trabajo por parte de los actores, representando todas las intrigas palaciegas y luchas de poder propias de la Historia de la Humanidad.En el caso de “La reina blanca”, el peso recae sobre la hasta ahora desconocida Rebecca Ferguson, que sin duda gracias a su buen trabajo se abrirá un hueco en la industria. De hecho, ya hemos podido verla en la quinta entrega de “Misión imposible”, nada menos. Su personaje, protagonista absoluta, da mucho juego a la actriz, pues tiene momentos dramáticos, románticos y de sufrimiento que le permiten mostrar una buena gama de registros interpretativos. Los vestuarios y decorados son dignos, aunque respecto a estos últimos los he visto mejores en otras series y películas de época. Eso no quita que no se escatime en caballos, atuendos, castillos y las típicas ostentosas fiestas de la corte.
Al principio de la historia, hay un fuerte componente romántico, pero rápidamente pierde fuerza, cuando, como suele suceder, se descubre que las cosas no son tan bonitas como parecían. Lo que prevalece son las conspiraciones, los chismes de palacio, los matrimonios concertados y las sutiles peleas por estar en el poder, en un contexto de guerra civil en el que la balanza podía cambiar continuamente su endeble equilibrio y donde la envidia campaba a sus anchas.
La banda sonora no es nada del otro mundo. Se escucha y no permanece en la memoria.Echo en falta alguna batalla más, pues la serie está centrada en el diálogo, lo cual no es que sea malo del todo. Para estar ambientada en una guerra civil, muy poca guerra podemos ver. Al igual que en la española “Isabel”, siempre están hablando de la guerra, pero realmente tiene muy pocos momentos de acción. De todas formas, siempre gusta ver una buena serie dramática ambientada en la Edad Media. Pensándolo bien, en el fondo este tipo de series son iguales que los “culebrones” sudamericanos (en donde lo único que hacen es hablar), con la importante diferencia de que “La reina blanca” (y similares) están bien hechas. Por último, y aunque esto no tenga nada que ver con la serie y mi protesta no vaya a tener la más mínima repercusión, tengo que darle un tirón de orejas al equipo de doblaje de la serie. No hay nada que achacar a la vocalización, pero ya podrían tener un poquito más de cuidado y no cometer ese fallo gramatical garrafal tan común de utilizar el verbo haber en plural cuando se refiere a existencia de cosas. Quiero decir concretamente que las frases “no hubieron cargos” o “han habido testigos” están completamente mal dichas y tienen que estar en singular. El doblaje al español de series y películas suele ser intachable, así que deberían tener ojo con estos fallos.
Lo peor: Es demasiado extensa, en su capítulos y en ocasiones puede aburrir un poco.